sábado, 10 de mayo de 2008

La Ciencia de la Incertidumbre (parte 1)

Consideramos la incertidumbre como el peor de todos los males
hasta que la realidad nos demuestra lo contrario.

Alphonse Karr.



Es curioso todo lo que se ha hecho por el miedo a la incertidumbre.

En el Principio, era el Caos...

Muchos de los mitos de creación, como el del Popol Vuh, se inician enunciando que aunque "en el principio todo era caos", el orden se estableció rápidamente, y de allí en adelante el universo se porta bien, nada ocurre al azar. La primera obra buena de los creadores es borrar de un plumazo la temida incertidumbre.

Los humanos, que somos los seres más curiosos e impacientes del planeta, y también los más miedosos, nos morimos de ansiedad por conocer el futuro y eliminar la incertidumbre.

Por eso, desde la antigüedad se inventaron mil y una maneras de "ver"el futuro a través de las entrañas de animales sacrificados, los movimientos de los astros, las líneas de la mano, las barajas, los residuos del té, las bolas de cristal, y un sinfín de símbolos misteriosos, que sólo los clarividentes e iluminados pueden descifrar.

Todos estos procedimientos se basan en la idea de que los hechos están determinados de antemano, existen desde el principio y nosotros sólo los vamos recorriendo --como una película en un DVD, que puede reproducirse de principio a fin, pero no modificarse. Los clarividentes simplemente se adelantan y nos dicen qué hay en el futuro. Predicen cosas vagas y casi evidentes, o fallan de manera estrepitosa y grosera. Los sicólogos tendrán que explicarnos porqué la gente les sigue creyendo y hasta paga por oír sus mentiras.

¡Hágase Newton!... y todo fue Orden...

La forma más exacta de predecir el futuro es la ciencia. Se basa en la idea del kosmos, u orden universal pitagórico: las reglas o leyes que rigen el universo están determinadas, pero los hechos mismos no. El futuro no es algo pre-existente que podamos "ver", pero existen reglas --las leyes de la naturaleza-- que establecen relaciones de causa y efecto entre los hechos.

Isaac Newton y otros no menos geniales inventaron métodos para saber lo que va a pasar en el futuro, paso a paso. La idea es que, si conocemos lo que pasa en un momento dado, las leyes de la naturaleza nos permitirán saber lo que pasa un instante después. Repitiendo el proceso cuantas veces sea necesario, podemos saber lo que va a pasar dentro de mucho tiempo. Técnicamente, uno dice que se puede conocer la evolución de un sistema integrando las ecuaciones de movimiento a partir de las condiciones iniciales.

La mecánica de Newton, incluyendo su ley de gravitación universal, señaló el nacimiento de la ciencia moderna y se convirtió en el paradigma que dominó la ciencia durante varios siglos. Su éxito inicial fue la deducción de las leyes (empíricas) de movimiento planetario de Kepler, al encontrar el movimiento de dos cuerpos sometidos únicamente a su atracción gravitacional mutua (problema de dos cuerpos).

Durante los siglos XVIII y XIX, la mecánica de Newton fue aplicada con éxito en la solución de problemas en astronomía, mecánica e ingeniería, y se desarrollaron técnicas matemáticas muy potentes para plantear y resolver problemas y hacer predicciones con una precisión extraordinaria. Para muestra un botón: la existencia de Neptuno fue predicha en base a cálculos realizados independientemente por Leverrier y Adams, y el planeta fue descubierto en 1846. El optimismo y la confianza que los físicos y matemáticos de la época tenían en el paradigma newtoniano se sintetizó en el determinismo laplaciano:
Podemos mirar el estado presente del universo como el efecto del pasado y la causa de su futuro. Se podría condensar un intelecto que en cualquier momento dado sabría todas las fuerzas que animan la naturaleza y las posiciones de los cuerpos que la componen, si este intelecto fuera lo suficientemente vasto para someter los datos al análisis, podría condensar en una simple fórmula de movimiento de los grandes cuerpos del universo y del átomo más ligero; para tal intelecto nada podría ser incierto y el futuro así como el pasado estarían frente sus ojos.

Este determinismo tuvo una enorme influencia en el desarrollo de la ciencia. Por así decirlo, colgó la zanahoria tras la que han corrido los científicos durante siglos: la búsqueda de una teoría que lo explique todo.

¿Está Seguro?

Los especialistas en partículas y campos dicen que ya tienen en sus manos la ecuación del universo, pero resulta que no es muy simple ni parece ser tan evidente que todo se puede predecir a partir de ella. Además, lo que la ciencia puede predecir con tanta precisión no es lo que la mayoría de los humanos quisiera saber de antemano, como los resultados de los partidos de fut, el número ganador de la lotería, y cosas más bien personales como cuándo va a morir, o si va a tener éxito en los negocios, los romances, etc.

¿Puede la ciencia, en principio al menos, predecir todo? ¿Si uno tuviera acceso a las más grandes computadoras, los más sofisticados algoritmos, las mayores bases de información, podría predecir el clima, las fluctuaciones de la bolsa de valores, la fecha del próximo terremoto, y todas estas cosas más relevantes para nosotros que los famosos eclipses?

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viernes, 9 de mayo de 2008

La "infoxicación" de las masas

Me había desaparecido unos días porque estaba sufriendo de una de las enfermedades del siglo XXI: "falta de tiempo".

Hay que leer periódicamente "Momo" de Michael Ende, un alemán lo suficientemente loco como para irse a vivir voluntariamente a Italia, para darnos cuenta de cuán vacía y estéril se puede volver nuestra vida cuando la llenamos de actividades taaaan "importantes" que no nos dejan tiempo para jugar. Yo creo que los adultos inventaron ese asunto del trabajo para llenar el vacío que aparece cuando uno ya no tiene suficiente imaginación para jugar:
La verdad se parece mucho a la falta de imaginación.
Enrique Jardiel Poncela

Un poco en serio, un poco en broma, uno no deja de pensar que "el trabajo es tan malo, que hasta pagan por hacerlo".

Pero yo estaba trabajando en algo por lo que ni siquiera me pagaron: preparándome para un programa de una hora sobre caos y fractales, en el canal 10, que es el canal educativo de Honduras. La cosa salió patas arriba, porque yo había preparado unas animaciones sobre raquíticas naves espaciales moviéndose en el campo gravitacional de poderosos y obesos planetas, ruletas y billares virtuales, y atractores extraños que se forman ante los ojos incrédulos del espectador mientras los lobos se comen a las ovejas y las ovejas se comen la grama en un modelo numérico que habita dentro de la computadora, pero no se pudieron ver. El técnico del canal las miraba en su computadora, pero no encontró la manera de que "salieran al aire". Además, el Dr. Armando Euceda, conductor del programa, me bombardeó con preguntas un tanto erráticas, de modo que se me fue el tiempo en puro "güiri-güiri". Lo que sucedió no alcanza la categoría de tragedia, ni mucho menos, pero no era lo que yo esperaba. Creo que logré transmitir algunas ideas importantes, pero las animaciones hubieran ayudado, de verdad.

Uno de las principales limitaciones del sistema educativo formal en nuestros países es que no aprovechamos los medios de comunicación. Y mientras un profesor de los tradicionales ("profesaurio") puede gastar su vida para ilustrar a unos pocos cientos o miles de personas, las brutadas que diga un locutor de radio o televisión pueden quedar grabadas en millones de cerebros en forma casi instantánea.

Hace poco leí un libro sobre el periodismo científico en latinoamérica. Había un capítulo denunciando que, en Guatemala, prácticamente no existen los espacios para asuntos científicos y culturales en los medios de comunicación. Y hablando de todo esto en el foro "Ciencia en Guatemala", alguien comentó que en la blogosfera había muchos blogs relacionados con Guatemala, pero ninguno de ellos hablaba de ciencia, y surgió la iniciativa de crear un blog sobre la ciencia y los científicos en Guatemala. Se llama GuateCiencia y ya tiene un par de cosas interesantes. Espero que se convierta en una herramienta útil para combatir la desinformación y la ignorancia que nos asfixian.

En esto no estamos solos. Es ya proverbial la crasa ignorancia del gringo promedio, pero ahora resulta que han hecho encuestas en la culta Europa, y encuentran que el europeo común y corriente no parece haberse dado cuenta de mucho de lo que ha pasado desde el renacimiento hasta nuestros días. Ernesto Sábato pronosticó una segunda época de oscurantismo[1], en la que el exceso de información y la super-especialización iban a hacer imposible la comunicación del conocimiento. ¿Será que ya nos estamos "infoxicando" por sobredosis de información via internet?

Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia
Arthur C. Clarke
Referencias

[1] Sábato, Ernesto, El Porvenir de la Ignorancia, en Uno y el Universo

domingo, 4 de mayo de 2008

La "fe en la ciencia", y otros disparates

Se me puso la carne de gallina al recibir la noticia de que en la tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) hubo una gran concentración que tuvo como protagonista al ex-pandillero neoyorquino, y ahora pastor, Nicky Cruz. Yo leí su libro "Corre, Nicky, Corre" a principios de los 70's, y también se me puso la carne de gallina, aunque ahora quién sabe si causaría el mismo impacto, estamos como anestesiados y ya nada nos impresiona por la costumbre cotidiana de ver las atrocidades que hacen los mareros, tanto los de corbata como los de tatuaje. Dos cosas me sorprendieron en esta noticia:

1. La enorme respuesta que generó entre los estudiantes, según se ve en este sitio.

2. Que la actividad fue organizada por el Decano de Ingeniería. Imagínense que si el decano del otrora baluarte defensor de las llamadas "ciencias duras" se vuelve aleluya y se dedica al proselitismo religioso, los estudiantes de ingeniería van a terminar cantando alabados en vez de resolver ecuaciones diferenciales.

Lo cierto es que, comentando el asunto con los amigotes, me llegó de rebote a través del Chino Zamboni, que es quien me mantiene en comunicación con "los muchachos" en Guate, la reacción de Edwin Bracamonte, profesor de ingeniería de la USAC:

To: danilo zamboni <portikos.dz@gmail.com>

Chino, hace algunos años comente con don Lorenzo (el Guti) que lo mas grave del conflicto armado fue el arrasamiento intelectual en que nos dejo, y con el tiempo ha permitido que en instituciones como nuestra tricentenaria no se tenga la claridad de cual es el papel que debe jugar como rectora de la eduación superior, por si no lo recordas dentro de la ley orgánica de la USAC reza que es fin de la Universidad "elevar el nivel espirtual de las persona a través de la promocion de la ciencia la cultura y las artes" . el norte esta perdido... pero como dijo el gordo, estar en minoria no es lo mismo que estar equivocados,... quizas nos estamos convirtiendo en una especie en extinción.
Un abrazo
Y me dio por contestar y estaba tan inspirado que terminé escribiendo un larguísimo mensaje que les transcribo a continuación (con pequeños agregados):

Cuando doy cursos como "Ciencias de la Tierra" en los que necesariamente tenemos que hablar del origen del planeta, del origen y evolución de la vida, siempre surgen comentarios sobre el "diseño inteligente" y la batalla que están dando los religiosos en Estados Unidos para que esta pseudo-ciencia creacionista sea introducida como parte de los programas en la enseñanza de las ciencias naturales. Mis respuestas no son agresivas ni peyorativas, pero sí categóricas: respeto las creencias de cada uno, pero estamos en un curso de CIENCIAS, y lo que aquí corresponde es exponer la versión científica de los hechos, sea buena o mala. Les comento que yo nunca le he pedido al padre Matus, el párroco de mi colonia, que se ponga a enseñar ciencias enmedio de su sermón, ni voy a misa a discutir si la Biblia es falsa o no, porque la iglesia y la misa son los espacios para la RELIGIÓN. El asunto es no mezclar. No rechazamos a los religiosos ni negamos la necesidad de una vida espiritual que va más allá de lo que la ciencia, el arte y la cultura pueden proporcionar, pero insistimos: cada cosa en su lugar.

La cultura occidental ha sido dominada en los últimos siglos por la ciencia y la tecnología, que fueron capaces de dar respuesta a los problemas prácticos que la sociedad que estaba entrando en la era industrial requería: formas eficientes de utilizar la energía y transformar la materia para satisfacer las necesidades de alimento, vestido, etc. de una población creciente. La ciencia y la tecnología fueron capaces de curar enfermedades, hacer la vida más cómoda, y hasta de ganar las guerras. Y la ciencia y la tecnología se volvieron importantes y hasta la fecha hay quien piensa que la solución de todos los problemas, incluyendo la crisis ecológica y la epidemia de estrés, radican en el desarrollo tecnológico. Mi gremio, los físicos, adquirieron fama, prestigio y poder porque fueron capaces de realizar cosas inimaginables hace apenas un siglo: los rayos láser, la bomba atómica, los circuitos electrónicos, la internet, los viajes espaciales, la telefonía celular, etc.

Hoy sabemos que el desarrollo científico y tecnológico no basta. No puede generar mejores seres humanos si no va acompañado de desarrollos espiritual, moral, psicológico, social.... Pero la ciencia sigue siendo prestigiosa y sigue siendo una esperanza. Se ha abierto su espacio dentro de la sociedad, y parte de ese espacio es la creación de instituciones especializadas, pagadas por todos y dedicadas exclusivamente a hacer ciencia, y de espacios también exclusivos en el sistema educativo formal, donde todos los estudiantes son obligados a (o más bien, tienen el privilegio de) tomar cursos de ciencias naturales. Por eso es que los religiosos gringos quieren que su discurso se incluya dentro de los cursos de ciencias, invadiendo el espacio que los científicos se han ganado a pulso y que tiene la audiencia garantizada, en lugar de pelear por abrir su propio espacio, el espacio que más bien la religión ha venido perdiendo desde que se crearon los estados laicos. Hace un par de años, durante una de las ediciones de converciencia, presenté una charla intitulada "Del Big-bang al ADN: la Historia de un Universo Habitable" en la U. Landívar, y surgió de entre el público un ingeniero ya madurito, que se ha dedicado a la religión, comentando que la plática estaba bien pero le faltaba la versión creacionista sobre el origen de la vida y, en particular, no se veía por ningún lado "el soplo divino" que, se supone, hace que los humanos estemos en una categoría aparte y no formemos parte del reino animal. Y mis respuesta tenía el mismo espíritu de la famosa frase de Benito Juárez ("El respeto al derecho ajeno es la paz"): le dije simplemente que estábamos en una universidad religiosa, que porqué no incluían dentro de sus planes de estudio cursos de religión para presentar allí su versión. Y la sala enmudeció.

El pleito no sólo es con la religión. El asunto que la palabra "ciencia" se ha vuelto prestigiosa y ahora todo mundo quiere que cualquier cosa que hace se llame "ciencia", pero sin someter sus afirmaciones al riguroso proceso que deben enfrentar las hipótesis en el mundo de las llamadas ciencias duras para poder alcanzar la categoría de "verdad científica". La falta de rigor por parte de algunos científicos dio origen al "affaire Sokal", y a la crítica de las imposturas intelectuales. La palabra "ciencia", como la cara del Che Guevara, se ha vuelto moda, y todos quieren presumir con ella y llevarla impresa en la playera aunque no sepan de qué se trata. Hasta los astrólogos, adivinadores y pitonisos fabricantes de horóscopos dicen ahora que sus procedimientos son "científicos" para ganar la confianza de la gente. Nada más convincente para anunciar pastas de dientes, detergentes y similares, que un fulano o fulana con bata blanca y anteojos que pone cara de haberse leído un libro alguna vez en su vida y afirma que "se ha demostrado científicamente que..." para que la gente se lo crea. Y hasta se ha desarrollado una "fe en la ciencia", que es lo más ridículo que puede haber, porque la ciencia no se basa en la fe, sino en la razón. La fe y la razón se complementan para que los humanos seamos más humanos, pero no se justifican una a la otra.

La USAC, la UNAH, y otras "U's" han sido creadas, como lo dijo Braca, para desarrollar las facetas espirituales que tienen que ver con las cosas hechas por el hombre: la ciencia, el arte, la cultura. Es una equivocación usarlas para otra cosa, habiendo tanto espacio en el resto del país. Si alegamos que las personas "tienen derecho" a esto o lo otro para distorsionar la misión académica de las universidades, pronto tendríamos que poner dentro de ellas mercados, burdeles y cantinas, alegando que la gente "tiene derecho" a ciertos servicios que, a fin de cuentas, son legales. Cristo sacó a los mercaderes del templo no porque se opusiera al comercio como tal (recuerden que era judío...), sino porque habían invadido un espacio que no les correspondía. Látigo con ellos, y a escupir a la calle. ¡Más claro no canta un gallo!