Consideramos la incertidumbre como el peor de todos los males
hasta que la realidad nos demuestra lo contrario.
Alphonse Karr.
hasta que la realidad nos demuestra lo contrario.
Alphonse Karr.
Es curioso todo lo que se ha hecho por el miedo a la incertidumbre.
En el Principio, era el Caos...
Muchos de los mitos de creación, como el del Popol Vuh, se inician enunciando que aunque "en el principio todo era caos", el orden se estableció rápidamente, y de allí en adelante el universo se porta bien, nada ocurre al azar. La primera obra buena de los creadores es borrar de un plumazo la temida incertidumbre.
Los humanos, que somos los seres más curiosos e impacientes del planeta, y también los más miedosos, nos morimos de ansiedad por conocer el futuro y eliminar la incertidumbre.
Por eso, desde la antigüedad se inventaron mil y una maneras de "ver"el futuro a través de las entrañas de animales sacrificados, los movimientos de los astros, las líneas de la mano, las barajas, los residuos del té, las bolas de cristal, y un sinfín de símbolos misteriosos, que sólo los clarividentes e iluminados pueden descifrar.
Todos estos procedimientos se basan en la idea de que los hechos están determinados de antemano, existen desde el principio y nosotros sólo los vamos recorriendo --como una película en un DVD, que puede reproducirse de principio a fin, pero no modificarse. Los clarividentes simplemente se adelantan y nos dicen qué hay en el futuro. Predicen cosas vagas y casi evidentes, o fallan de manera estrepitosa y grosera. Los sicólogos tendrán que explicarnos porqué la gente les sigue creyendo y hasta paga por oír sus mentiras.
¡Hágase Newton!... y todo fue Orden...
La forma más exacta de predecir el futuro es la ciencia. Se basa en la idea del kosmos, u orden universal pitagórico: las reglas o leyes que rigen el universo están determinadas, pero los hechos mismos no. El futuro no es algo pre-existente que podamos "ver", pero existen reglas --las leyes de la naturaleza-- que establecen relaciones de causa y efecto entre los hechos.
Isaac Newton y otros no menos geniales inventaron métodos para saber lo que va a pasar en el futuro, paso a paso. La idea es que, si conocemos lo que pasa en un momento dado, las leyes de la naturaleza nos permitirán saber lo que pasa un instante después. Repitiendo el proceso cuantas veces sea necesario, podemos saber lo que va a pasar dentro de mucho tiempo. Técnicamente, uno dice que se puede conocer la evolución de un sistema integrando las ecuaciones de movimiento a partir de las condiciones iniciales.
La mecánica de Newton, incluyendo su ley de gravitación universal, señaló el nacimiento de la ciencia moderna y se convirtió en el paradigma que dominó la ciencia durante varios siglos. Su éxito inicial fue la deducción de las leyes (empíricas) de movimiento planetario de Kepler, al encontrar el movimiento de dos cuerpos sometidos únicamente a su atracción gravitacional mutua (problema de dos cuerpos).
Durante los siglos XVIII y XIX, la mecánica de Newton fue aplicada con éxito en la solución de problemas en astronomía, mecánica e ingeniería, y se desarrollaron técnicas matemáticas muy potentes para plantear y resolver problemas y hacer predicciones con una precisión extraordinaria. Para muestra un botón: la existencia de Neptuno fue predicha en base a cálculos realizados independientemente por Leverrier y Adams, y el planeta fue descubierto en 1846. El optimismo y la confianza que los físicos y matemáticos de la época tenían en el paradigma newtoniano se sintetizó en el determinismo laplaciano:
Podemos mirar el estado presente del universo como el efecto del pasado y la causa de su futuro. Se podría condensar un intelecto que en cualquier momento dado sabría todas las fuerzas que animan la naturaleza y las posiciones de los cuerpos que la componen, si este intelecto fuera lo suficientemente vasto para someter los datos al análisis, podría condensar en una simple fórmula de movimiento de los grandes cuerpos del universo y del átomo más ligero; para tal intelecto nada podría ser incierto y el futuro así como el pasado estarían frente sus ojos.
Este determinismo tuvo una enorme influencia en el desarrollo de la ciencia. Por así decirlo, colgó la zanahoria tras la que han corrido los científicos durante siglos: la búsqueda de una teoría que lo explique todo.
¿Está Seguro?
Los especialistas en partículas y campos dicen que ya tienen en sus manos la ecuación del universo, pero resulta que no es muy simple ni parece ser tan evidente que todo se puede predecir a partir de ella. Además, lo que la ciencia puede predecir con tanta precisión no es lo que la mayoría de los humanos quisiera saber de antemano, como los resultados de los partidos de fut, el número ganador de la lotería, y cosas más bien personales como cuándo va a morir, o si va a tener éxito en los negocios, los romances, etc.
¿Puede la ciencia, en principio al menos, predecir todo? ¿Si uno tuviera acceso a las más grandes computadoras, los más sofisticados algoritmos, las mayores bases de información, podría predecir el clima, las fluctuaciones de la bolsa de valores, la fecha del próximo terremoto, y todas estas cosas más relevantes para nosotros que los famosos eclipses?
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