viernes, 9 de mayo de 2008

La "infoxicación" de las masas

Me había desaparecido unos días porque estaba sufriendo de una de las enfermedades del siglo XXI: "falta de tiempo".

Hay que leer periódicamente "Momo" de Michael Ende, un alemán lo suficientemente loco como para irse a vivir voluntariamente a Italia, para darnos cuenta de cuán vacía y estéril se puede volver nuestra vida cuando la llenamos de actividades taaaan "importantes" que no nos dejan tiempo para jugar. Yo creo que los adultos inventaron ese asunto del trabajo para llenar el vacío que aparece cuando uno ya no tiene suficiente imaginación para jugar:
La verdad se parece mucho a la falta de imaginación.
Enrique Jardiel Poncela

Un poco en serio, un poco en broma, uno no deja de pensar que "el trabajo es tan malo, que hasta pagan por hacerlo".

Pero yo estaba trabajando en algo por lo que ni siquiera me pagaron: preparándome para un programa de una hora sobre caos y fractales, en el canal 10, que es el canal educativo de Honduras. La cosa salió patas arriba, porque yo había preparado unas animaciones sobre raquíticas naves espaciales moviéndose en el campo gravitacional de poderosos y obesos planetas, ruletas y billares virtuales, y atractores extraños que se forman ante los ojos incrédulos del espectador mientras los lobos se comen a las ovejas y las ovejas se comen la grama en un modelo numérico que habita dentro de la computadora, pero no se pudieron ver. El técnico del canal las miraba en su computadora, pero no encontró la manera de que "salieran al aire". Además, el Dr. Armando Euceda, conductor del programa, me bombardeó con preguntas un tanto erráticas, de modo que se me fue el tiempo en puro "güiri-güiri". Lo que sucedió no alcanza la categoría de tragedia, ni mucho menos, pero no era lo que yo esperaba. Creo que logré transmitir algunas ideas importantes, pero las animaciones hubieran ayudado, de verdad.

Uno de las principales limitaciones del sistema educativo formal en nuestros países es que no aprovechamos los medios de comunicación. Y mientras un profesor de los tradicionales ("profesaurio") puede gastar su vida para ilustrar a unos pocos cientos o miles de personas, las brutadas que diga un locutor de radio o televisión pueden quedar grabadas en millones de cerebros en forma casi instantánea.

Hace poco leí un libro sobre el periodismo científico en latinoamérica. Había un capítulo denunciando que, en Guatemala, prácticamente no existen los espacios para asuntos científicos y culturales en los medios de comunicación. Y hablando de todo esto en el foro "Ciencia en Guatemala", alguien comentó que en la blogosfera había muchos blogs relacionados con Guatemala, pero ninguno de ellos hablaba de ciencia, y surgió la iniciativa de crear un blog sobre la ciencia y los científicos en Guatemala. Se llama GuateCiencia y ya tiene un par de cosas interesantes. Espero que se convierta en una herramienta útil para combatir la desinformación y la ignorancia que nos asfixian.

En esto no estamos solos. Es ya proverbial la crasa ignorancia del gringo promedio, pero ahora resulta que han hecho encuestas en la culta Europa, y encuentran que el europeo común y corriente no parece haberse dado cuenta de mucho de lo que ha pasado desde el renacimiento hasta nuestros días. Ernesto Sábato pronosticó una segunda época de oscurantismo[1], en la que el exceso de información y la super-especialización iban a hacer imposible la comunicación del conocimiento. ¿Será que ya nos estamos "infoxicando" por sobredosis de información via internet?

Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia
Arthur C. Clarke
Referencias

[1] Sábato, Ernesto, El Porvenir de la Ignorancia, en Uno y el Universo

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