miércoles, 24 de febrero de 2010

¡Saquen una Hoja!

(Confesiones de un bloguista)

Pocas cosas tan demoledoras para la vida de un estudiante como esa frase con la que el profesor anuncia que ha llegado el momento de la verdad: ¡Saquen una hoja!

Durante unos instantes, que parecen siglos, pasan por la mente de los estudiantes todas las posibles excusas para evitar el martirio, desde un súbito dolor de cabeza o estómago, hasta la muerte de un pariente o algún personaje famoso, el deseo de que en ese momento se hunda la tierra, o caiga fuego del cielo, o lleguen todas juntas las plagas de Egipto, con sus versiones modernas, corregidas y aumentadas, o suceda algo que pueda detener la inevitable exposición de la ignorancia ante los ojos del profesor y del mundo.

Luego, la negociación desesperada: con la creatividad al máximo ante el peligro inminente, surgen los argumentos para hacer tambalear al profesor. "Profe, es que no hemos estudiado porque anoche se fue la luz y vino ya de madrugada", "Profe, a nosotros nos dijeron que hoy no se podía hacer exámenes porque es el aniversario de la muerte de Lady Di"; "Mire profe ¿Qué gana con ponernos cero a todos?" El profesor vacila... los alumnos contienen el aliento y pelan los ojos...el universo entero se detiene por un momento en el que todo puede pasar...el profesor empieza a mover los labios...

Y hablan los seres más odiado en esos momentos: el estudiante organizadísimo y responsabilísimo y cumplidísimo y otro montón de "ísimos" que dice que él ya estudió y no puede otro día porque se le desorganiza su horario de estudios; y el culebra que desmiente al ingenioso autor de la excusa perfecta y presume de responsable diciendo que él prefiere mil veces que le pongan un cero antes que causar molestias al profesor que a saber porqué hace tantos sacrificios por una manada de haraganes y malagradecidos. Los peores presagios se materializan en la hoja que nos exhibe como ignorantes e irresponsables.

Aún hoy día me asalta el miedo cuando estoy a punto de hacer *clic* para que aparezca en la pantalla de la computadora una hoja en blanco. Momentáneamente me asalta la duda: ¿estoy preparado para esto? ¿no debería consultar más, leer más, verificar los datos? Y se me ocurren un torrente de excusas para postergar la tarea. Con frecuencia las invento y las acepto y dejo las cosas "para después", y así me libro del miedo a exhibir ante el mundo mi ignorancia, a ser reprobado, a que los lectores piensen que, después de todo, no soy tan listo como creía.

Pero las hojas tienen dos lados. Aún la más extraordinaria microcirugía realizada para extraer de una hoja sólo la parte de adelante, producirá dos hojas, cada una con dos lados. A veces veo un lado de la hoja, el que representa el peligro de exhibir mi ignorancia y mis sentimientos, de que otros se enteren de cosas que me duelen o me dan vergüenza o miedo, e ignoro el otro, el que representaba la oportunidad de mostrar los conocimientos, de enfrentar responsablemente la vida y sus compromisos; la oportunidad de realizar alguna proeza de la improvisación dando rienda suelta a lo que en ese momento surgiera del cerebro, el corazón o las tripas.

Pero este asunto de ser, o creerme, un bloguista, me ha hecho vencer mis miedos, y he podido liberar algunas ideas, exhibir algunos sentimientos, mostrar algunas cosas que me enorgullecen y otras que me dan vergüenza, compartir con conocidos y desconocidos un poco de eso que, despues de un poco más de 53 años de haber pedado el primer grito, soy yo.

Ha sido una buena experiencia...

4 comentarios:

Miss Trudy dijo...

Es verdad. Quien escribe con sinceridad en un blog, se expone, vulnerable y eso siempre da miedo. Pero es a través de enfrentar los miedos y atreverse que crece una como persona. Y como autor.

Gustavo A. Ponce dijo...

Y muchas veces es la única manera de decir esas cosas que se sienten profundamente pero que no salen a los labios, se quedan como atoradas en la garganta, y luego las personas a las que uno quería decírselo ya no están, se han ido. Hace casi cuatro años le escribí algo a mi padre; aún después de haberlo escrito no me he atrevido a decírselo de frente, pero el lo leyó y yo sé que le gustó, aunque tampoco me lo dijo. Los Ponce sommos un poco "duros" para hablar de cosas suaves.
Le puedes dar una mirada en otro de mis blogs: gordoponce.blogspot.com; la entrada se llama "Viejo, mi Querido Viejo".

Gustavo A. Ponce dijo...

Este es el enlace para lo que le escribí a mi viejo:
http://gordoponce.blogspot.com/2006/07/viejo-mi-querido-viejo.html

La Cipota dijo...

Excelente! :)